La verdad detrás de la publicidad subliminal

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En algún momento de la vida todos hemos oído hablar de la publicidad subliminal: textos, imágenes o canciones que pueden manipular al individuo para tomar decisiones tan definitivas como votar por un candidato político o comprar un determinado objeto o producto.

Según Zimmerman, este tipo de mensajes se presentan de manera tan apresurada que son indetectables. Incluso pueden durar tan poco como 0,003 segundos.

Un ejemplo de publicidad subliminal puede ser la estrategia que realiza la revista SFX para poder llamar la atención del público joven. La publicación trata de ubicar de manera estratégica las imágenes de portada para hacer leer otra palabra en el título.

El comienzo de la publicidad subliminal

“Bebe Coca Cola y come palomitas”, ambas frases fueron utilizadas durante la proyección de una película en 1957, el experimento duró seis semanas. El resultado fue un aumento considerable de la venta de palomitas y del refresco, según un estudio presentado por sus creadores Vicary y Thayer.

Sin embargo, Vicary reveló tiempo después que las cifras eran falsas y que habían inventado los datos para aumentar su clientela en el negocio de markenting.

Es bueno destacar que solo la creencia en este tipo de mensajes logró modificar la conducta de los consumidores en aquel momento.

Según varias encuestas, aproximadamente el 70% de los participantes conocía la publicidad subliminal y, de ellos, 50% se sentía susceptible a ella.

Otro acierto en los mensajes subliminales es que logran modificar la conducta. Se ha comprobado que se puede manipular a un consumidor para que compre a una marca en concreto, como una bebida, tras la divulgación de mensajes subliminales, no obstante esto funciona solo si el individuo tiene sed.

Este tipo de mensaje puede influir entonces en la decisión final, pero solo en circunstancias muy especificas. No es cierto que los mensajes puedan establecer conductas nuevas en los consumidores.

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