Una bacteria amenaza la industria de la oliva en España

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Para España la industria del aceite de oliva representa un sector que genera más de 1.800 millones de euros y es marca referencial del país en todo el mundo. Pero el orgullo de esta industria está amenazada por la ‘Xylella fastidiosa’ una bacteria que ha llegado a las Islas Baleares causando estragos en árboles de gran importancia económica como olivos y vides.

Las alarmas empezaron a sonar en octubre de 2016, fecha en la que el servicio de Sanidad Vegetal de la región confirmaba que se habían detectado los primeros casos. La semana siguiente el Gobierno de la isla declaraba todo el territorio en cuarentena. Ahora comienza la batalla para impedir que el microorganismo llegue a la península Ibérica y arrase una industria multimillonaria.

Juan Antonio Navas, especialista e investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, explicó que entre las plantas afectadas en Baleares destacan el almendro y el olivo, y agregó que dentro de espacio insular ya se han identificado más de 100 focos.

Manifestó que, aunque presuntamente han sido talados 2.000 árboles por precaución, no hay constancia que certifique tal acción, aunque considera que debe haber preocupación por la epidemia. «Es necesario actuar rápido y tomar las medidas necesarias para reducir el problema y que no se extienda a otras zonas de España». Como medida preventiva ya se ha prohibido la salida de material vegetal desde el archipiélago, mientras su equipo viaja a Mallorca para ayudar con la gestión de la crisis.

Sin identidad definida

Las víctimas potenciales de la ‘Xylella fastidiosa’ son especies como el almendro, el viñedo, el acebuche y el olivo; y es que esta proteobacteria una vez que entra en el organismo provoca su muerte de forma rápida —en términos vegetales, puede necesitar años—, aunque el diagnóstico temprano y la poda ayudan a retrasar lo inevitable. Fue a finales del siglo XIX, alrededor de 1880, cuando se detectó por primera vez en el norte de California (EEUU) y desde entonces ha causado estragos en el continente americano. En 2013, cuando fue identificada por primera vez en Europa, el foco fue detectado en la región italiana de Apulia, donde ha acabado con miles de árboles.

Existen cuatro subespecies establecidas, cada una con una distribución geográfica determinada: ‘multiplex’, ‘fastidiosa’, ‘pauca’ y ‘sandyi’. La encontrada en Italia corresponde a la ‘pauca’. Sobre este punto, Navas tiene dudas de que el origen de la infección en las Baleares sea Italia ya que los casos detectados en Porto Cristo pertenecen a la subespecie ‘fastidiosa’. Además, las bacterias baleares son genéticamente diversas, lo que apunta a más de un culpable.

«Hay que tener en cuenta que esta bacteria tiene más de 300 plantas huésped y que no causa síntomas al principio, así que puede venir de cualquier parte. De hecho, ese es uno de sus principales problemas: el material vegetal es el foco que infecta, pero nadie sabe de dónde ha salido», sentenció.

La ‘Xylella fastidiosa’ puede entrar en un territorio a través de, por ejemplo, una planta ornamental, y expandirse gracias a un insecto chupador que hace de vector. Aquí Navas detalla que «al alimentarse, la adquieren y cuando van a alimentarse a otra planta, la transmiten». Él concluye que ésta es la manera a través de la cual han llegado a las Baleares.

De manos atadas

Lo grave del asunto es que no hay cura para esta plaga, aunque hay varias medidas que se pueden tomar, algunas muy polémicas. De acuerdo a Navas, la manera ideal de combatir esta bacteria sería el uso de antibióticos, pero en la UE lo prohíbe en agricultura por los efectos nocivos sobre la salud humana. Los productos químicos tampoco serían de utilidad ya que la ‘Xylella’ se introduce en el xilema de las plantas —que hace las veces de sistema circulatorio—, donde estos no tienen efectividad.

La siguiente opción tampoco está exenta de controversia: la creación de plantas transgénicas. Esta idea ha frenado la difusión de la bacteria en Brasil y en América del Norte. «Se ha demostrado que funciona en viñedos, pero en Europa no está permitido».

Con las dos primeras opciones descartadas, Navas y su equipo han optado por explorar otras alternativas. Por ejemplo, usando virus que destruyan al fastidioso microorganismo o péptidos antimicrobianos. También estudian la variabilidad genética de la bacteria, cómo se dispersa la enfermedad y cuánto tardan en surgir los síntomas a fin de encontrar estrategias que ayude a combatir esta plaga. «Son dos proyectos europeos, hasta el momento no tenemos financiación española», asegura, esperando que la llegada de la ‘Xylella’ a nuestras tierras cambie esa situación.

Ante esta batalla, otra medida considerada es eliminar los insectos que propagan la bacteria. Sin embargo, esta acción se hace cuesta arriba ya que no se han logrado identificar las especies. Como última medida se ha optado por la tala absoluta de la planta enferma, pero esto ha causado alarma entre la población local, en especial entre los agricultores.

Ante este panorama, Navas considera que la opción más aceptables es incrementar los controles fitosanitarios que impida que la bacteria llegue a territorio peninsular español. «En otros sitios de España y Europa se ha quedado a nivel de frontera: se intercepta y elimina el brote y no llega a más».

Tras la llegada de ‘Xylella’ a Italia, la Comisión Europea publicó una normativa obligatoria para todos los estados miembros en la cual, entre varias medidas, se incluye la obligatoriedad de eliminar todas las plantas en un radio de 100 metros alrededor del árbol infectado. No obstante Navas cuestiona esta disposición: «el número de focos que se están identificando es muy grande, hacer esto con todos sería muy costoso», destacó el investigador quien, sin embargo, agregó que si España no toma las acciones impulsadas por la CE podría enfrentar sanciones por el organismo central.

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