Esta empresa implanta un chip a sus empleados

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Mucho se está hablando sobre «el internet de las cosas» y mucho está evolucionando la tecnología a nuestro alrededor. Vamos directos a la conexión total: sistemas y personas interconectados, con todo lo que ello conlleva.

Es un debate que ya lleva unos años planteándose, sobre todo gracias a diversas películas futuristas que han puesto el tema sobre la mesa. Muchos piensan que es beneficioso y otros que no lleva más que a la deshumanización, a la pérdida de privacidad y de libertad.

Aún así, para la mayoría de nosotros aún es ciencia ficción hablar de implantarnos chips identificativos bajo la piel. Pero los belgas no están incluidos en esta “mayoría”, porque para ellos ya forma parte del presente, al menos para los empleados de una pequeña empresa.

Un chip sencillo y voluntario

La empresa belga New Fusion, especializada en Marketing Digital, ha implantado un chip a siete de sus doce empleados que, de forma voluntaria, se prestaron a probar esta nueva tecnología.

Tim Pauwels, socio y director de la compañía explica:

No somos Gran Hermano y no podemos rastrear a nuestros empleados con el chip. Es solo una manera más fácil de abrir las puertas o acceder a tu ordenador. Es completamente voluntario”.

El chip es una pequeña cápsula cilíndrica que contiene un número de serie que puede ser modificado desde una aplicación a través de un teléfono móvil. No emite señales que contengan datos privados del portador o información sobre su localización.

Un implante subcutáneo

El chip se inserta en la mano, entre el índice y pulgar, a través de una jeringa como la que se usa para implantar los chips en las mascotas. El resultado es una pequeña marca en la piel (o una protuberancia, en algunos casos). Y un detalle a tener en cuenta es que puede ser removido en cualquier momento.

No son los primeros chips de este estilo: ya pueden encontrarse en China por 20 céntimos de euro, aunque el modelo elegido por la empresa belga es algo superior, vale 100€ e incluye un set de instalación esterilizado.

La privacidad a debate

El objetivo del chip no es controlar a los empleados, sino facilitarles la vida. Puede parecer una locura que no trae más que pérdida de libertades, pero en realizad este chip funciona como las tarjetas de empleados de toda la vida: no tiene GPS ni ningún otro sistema de geolocalización.

La pérdida de privacidad ya se sufre a lo largo y ancho del planeta sin necesidad de implantar chips. Las cámaras de seguridad de cualquier ciudad, por pequeña que sea, las señales de los móviles, los correos electrónicos, las conversaciones de WhatsApp… La vigilancia y el rastreo es algo habitual en la sociedad actual, solo que la mayoría no es consciente de ello, o no le da importancia que realmente tiene.

El ciudadano del futuro

Por muy inofensivo que sea este chip en cuestión, el camino a recorrer es muy amplio y abre infinidad de posibilidades:

Poder implantar en el cuerpo un pequeño dispositivo con información crucial, como el grupo sanguíneo u otro tipo de datos médicos, puede salvar vidas en un momento dado.

Ya se están planteando otras posibilidades, como introducir datos personales con los que se puedan gestionar trámites burocráticos, o los códigos de las tarjetas de crédito para poder pagar sin llevar cartera.

No sabemos si será mejor o peor, pero el futuro ya está aquí y ha venido para quedarse.

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